Quizás no tenga la repercusión de otras enfermedades. No tiene la repercusión del maldito cáncer o de las enfermedades raras, pero siempre está presente en nuestra sociedad. Yo considero que la depresión es la enfermedad del silencio. Nadie habla de ella, pero ahí está. Una especie de tabú que da miedo de reconocer. Quizás por los estigmas del pasado. Desgraciadamente la depresión está más presente que nunca en nuestros días. Otra cosa es que sus casos no quieran dar la cara.
La depresión en España
El primer jueves de octubre se conmemora el Día Europeo de la Depresión. En Europa, según la OMS, Alemania es el país con más casos de depresión con más de 4 millones de personas afectadas, seguida de Italia, con más de 3 millones y Francia, con cerca de tres millones. En el cuarto lugar, está España con más de dos millones.
En España la depresión es más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres (4%), según datos de la Encuesta Nacional de Salud, de 2017, que explican que la prevalencia de depresión es el doble entre quienes se encuentran en situación de desempleo (7,9%) y los que están trabajando (3,1%). En población infantil mundial la OMS calcula que un 2% de los niños de 6 a 12 años sufre depresión, y en el caso de los preadolescentes de 12 a 14 años oscila entre el 4 y el 6%.
Con estos datos, se hace más que nunca obligatorio echar una mano a las personas que lo están pasando mal. Yo lo viví muy cercano. De la noche a la mañana, quizás no nos dimos cuenta, la llama de mi madre se apagaba. Todo comenzó con unos nervios que no sabían de dónde procedían. Luego llegó el momento de no querer hacer nada. De no hablar. De no querer salir de casa y no ilusionarse con nada ni nadie. Incluso con la boda de un nieto. Pero así es la depresión. Mi madre cayó en una profunda depresión. Lo peor de todo es que nadie sabía ni dónde procedía ni por qué.
Qué dicen los profesionales
Un duro palo que solo los que lo padecen saben de qué va. Los familiares juegan un papel muy importante. Aunque la verdad es que muchas veces no sabes qué hacer. En mi caso, yo siempre tenía palabras de ánimo, de ayuda, de superación. Luego estaba mi hermana que era mucho más brusca. Ella le decía que esto no podía seguir así, que se tenía que animar, que salir, que disfrutar de la vida. Tensa situación la vivida en mi casa.
En este caso, los profesionales piden paciencia y compresión. La primera medida fue que mi madre volviera a ser lo que fue. Expandir su mente. La psicóloga Marisa Hernández Torrijo recomienda también salir de casa y disfrutar de la naturaleza. “El simple hecho de pasear puede reducir el riesgo de problemas mentales como la depresión”, asegura. na mayor vegetación también podría afectar la esperanza de vida al fomentar una mayor actividad física y compromiso social, así como una menor exposición a la contaminación del aire. El aire fresco hace que una persona se sienta mejor, sin agobios, sin presiones.
Además, desde que mi madre pasó más tiempo al aire libre tuvo menos dolor de cabeza, dormía mejor y tuvo un menor deterioro funcional en su capacidad de realizar sus actividades cotidiana. Poco a poco la fuimos recuperando. Y aunque es una enfermedad que nunca se sabe, sí es verdad que el avance fue considerable.
No es la primera vez que un estudio científico apunta la relación entre pasear en espacios naturales y reducción del riesgo de depresión. En 2012, por ejemplo, un grupo de científicos de la universidad Stirling, en Escocia, publicó en la revista Mental Health and Physical Activity una revisión de múltiples investigaciones que confirman esta relación positiva.
La psicóloga Vanesa Sanz, experta en terapias contra la depresión, también recomienda esa salidas al aire libre, aunque matiza que al principio deben hacerse en compañía.
Menos depresión en las zonas rurales
Y los datos así lo dicen. Los estudios mencionados por estos investigadores indican que los habitantes de la ciudad tienen un 20 por ciento mayor riesgo de trastornos de ansiedad y un 40 por ciento más riesgo de trastornos del estado de ánimo en comparación con las personas de las zonas rurales.
Y es que, al final el mejor y más fácil tratamiento preventivo de la depresión puede estar tan cerca como el parque natural de nuestro vecindario. Ojalá todos pudieran vivir la experiencia de salir de una depresión.