Turismo marino con conciencia social

A los amantes de la naturaleza no se les puede acusar de maltratar al medio ambiente. De hecho aquellos que disfrutan de la vida salvaje, natural o el fondo del mar, son en su mayoría respetuosos con el medio ambiente y todo lo que les rodea. Cuentan con una mayor concienciación sobre la importancia del entorno y suelen actuar en consecuencia. Algo que no quita que se trate siempre de mejorar y adoptar prácticas sostenibles siempre que sea necesario.

Del mismo modo que se cada vez se impone más el turismo natural en entornos rurales, el turismo marino, es cada vez, más demandado. Aunque poco se habla de cómo este tipo de turismo puede dañar el medio ambiente, pues parece que se trata de algo inocuo, cuando no necesariamente es así. Como decimos, los amantes de la naturaleza, gustan de disfrutarla respetándola en gran medida, pero no siempre es así. Algunos, como pescadores en el mar o cazadores en el monte, gustan mucho de la naturaleza, pero quizá, no la cuidan tanto.

Sin embargo, el turismo con conciencia social cada vez, toca más fibras y la conciencia social gana terreno. De esto dan fe nuestros amigos de Prodive Lanzarote que, como expertos en buceo, cuentan cada vez con más interesados en sumergirse en el mar sin causar daños, para contemplar la naturaleza marina sin romper su armonía. A consecuencia de la creciente demanda del turismo marino, son varias las iniciativas que se está desarrollando desde las organizaciones e instituciones internacionales para contribuir de manera favorable y minimizar el impacto que la actividad turística sobre el medio marino, genera.

No nos cabe duda de que el papel que juegan mares y océanos dentro de la industria del turismo, es fundamental, puesto que se trata  de uno de los motores que mayor atracción genera a los turistas ávidos de contemplar su belleza, biodiversidad y las infinitas e interesantes posibilidades en materia de actividades recreativas y de ocio que ofrece.

Océanos y mares, belleza y diversión… con cabeza

Son millones las personas que encuentran en los océanos una excelente fuente de belleza y diversión a lo largo y ancho del planeta. Desde bañarse en las playas de arena blanca de las costas más paradisiacas (o la cala de la costa más asequible a tu bolsillo) hasta bucear en las aguas más cristalinas con la finalidad de contemplar a las criaturas marinas más impresionantes. Estos factores, hacen que el turismo marino sea una de las actividades lúdicas más populares. Sin embargo, hay que tener en cuenta que también posee un impacto en el medio ambiente, sobre todo cuando no se práctica de manera sostenible.

Cuando se habla de turismo sostenible, se habla de una manera de viajar que tiene en cuenta el impacto ambiental y social que las actividades turísticas generan, para tratar de minimizarlo todo lo posible. En el caso particular del turismo marino, se incluye la elección de destinos y actividades que tengan en cuenta la conservación del medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales de destino.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los océanos y mares, es inevitablemente, la sobrecarga del turismo, en destinos como Mallorca, Creta o Sicilia en los cuales, la misma puede tener un impacto negativo en el medio ambiente y las comunidades locales, llegando a la degradación del hábitat natural, la contaminación del agua y el aire y la presión ejercida sobre los recursos naturales.

Con la finalidad de evitar esa sobrecarga turística y práctica un turismo marino de forma sostenible, es importante elegir los destinos que posean la capacidad necesaria para soportar el turismo e implementar las medidas necesarias de gestión y conservación ambiental. Así mismo, es importante respetar las normas y tradiciones locales, decantarse por alojamientos y restaurantes comprometidos con el medio ambiente y el bienestar de la comunidad.

Otra manera de contribuir al turismo marino sostenible, es a través del buceo responsable, lo que implica respetar la vida marina y no tocar ni molestar a los animales marinos. Igualmente, consiste en no dañar el hábitat marino y no arrancar corales, dejar basura en agua, etc. También es importante elegir operadores turísticos capaces de implementar técnicas y equipos sostenibles como reguladores de aire con válvulas de diámetro reducido y equipos de flotación más ligeros.

Por otro lado, el turismo marino sostenible puede incluir una serie de actividades educativas, entre las que se incluyan visitas a centros de investigación marina o proyectos de conservación. De esta manera los turistas pueden aprender más sobre el mundo marino y como contribuir en su correcta y adecuada conservación.

Los destinos costeros, ofrecen una amplia variedad de actividades como nadar, tomar el sol, practicar deportes acuáticos, surf, snorkel, el citado buceo, pasear en barco…. Todas estas actividades, atraen a personas de todo tipo, edad y condición que buscan unas vacaciones relajantes en familia o amantes de la adrenalina que buscan emociones fuertes a través de las actividades acuáticas.

Con todo esto, el turismo marino tiene la capacidad necesaria para convertirse en una de las mejores herramientas en la promoción de la protección de los océanos y mares a nivel mundial, siendo el sector privado quien desempeñara un papel crucial. La ONU, a través de la Agenda 2030, insta a conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinas. Al mismo tiempo que lo hace en lo que al aumento de los recursos económicos de los pequeños Estados Insulares en desarrollo y los menos adelantados. Lugares en lo que el uso sostenible de los recursos es fundamental.

Promover el turismo marino sostenible

Lo esencial es realizar una adecuada promoción del turismo sostenible en todo tipo de destinos marinos, lo que implica asumir la adopción de prácticas turísticas responsables como la gestión adecuada de los residuos, la conservación de los diferentes tipos de hábitats marinos, promover la educación ambiental y la sensibilización de los turistas sobre la importancia que tiene la protección de los ecosistemas marinos.

Son varias las iniciativas que se están desplegando desde las diferentes instituciones internacionales con la finalidad de minimizar el impacto que tiene la actividad turística sobre el mar. Desde la Organización Mundial de Turismo se celebró una Iniciativa Mundial sobre Turismo y Plásticos que recoge y propone un plan que unifica al sector en torno a una visión común para abordar las causas más relevantes a consecuencia de la contaminación por los plásticos. Algo que como todos sabemos resulta un grave problema medioambiental que sacude a los océanos. Por otro lado, la Declaración de Glasgow sobre la Acción Climática en el Turismo, señala de manera explícita y expresa, al sector del turismo como vector inexcusable para la educación y prevención de la contaminación por los plásticos y como fuente de recuperación sostenible tras la pandemia.

Durante el verano de dos mil veintidós, durante una conferencia convocada por la ONU en relación con los océanos, se afirmó que “nuestro bienestar depende de un océano sano. Como parte de su recuperación responsable, el turismo debe desempeñar un papel más activo en la protección de los entornos costeros y marinos”.

Todo esto se reduce a que océanos y turismo, se encuentran estrechamente relacionados. Razón por la que debe realizarse una gestión sostenible de los mismos. Tanto el turismo costero y marino como el resto del turismo, proporcionan importantes beneficios a nivel económico, por lo que es necesario promover su conservación. Sin embargo, es necesario abordar el impacto que se produce en los ecosistemas marinos y tomar las medidas que sean necesarias para proteger y preservar la salud de los mares y océanos a largo plazo.

En cualquier caso, el turismo en general debe ser una acción responsable por parte de todos. No se trata de que unos opten por un turismo sostenible y responsable para con el medio ambiente, en tanto que otros, se toman la libertad de seguir dañando los ecosistemas a su antojo. La sostenibilidad debe promoverse de tal manera que todo el mundo acabe implicándose sin necesidad de que tengan que tomarse medidas extraordinarias.

Se entiende que esa es la finalidad de todas las acciones y directrices que marca la Agenda 2030 que cada vez está más cerca de llegar al final de su ciclo. Que se cumplan esos objetivos propuestos no parece tan factible como pretenden hacernos ver, puesto que algunos de ellos, resultan una extraña utopía inalcanzable a tan corto plazo. No obstante el camino, se supone que es el correcto, por lo que poco a poco, iremos alcanzando esos objetivos y metas planteados por los líderes políticos.

De momento, nos queda la realidad y esa no es otra de que tenemos un planeta con recursos limitados que se encuentra sobreexplotado por los seres humanos y difícilmente se puede rectificar drásticamente. Hacer ver a los ciudadanos una realidad utópica como la que se pretende en según qué puntos, no contribuye a mejorar el problema. Las medidas a tomar deben empezar en los propios gobernantes que para celebras sus cumbres contra el cambio climático y similares, montan un despliegue de recursos sin miramientos. De esa manera no es posible hacer ver a la gente de a pie como hay que actuar. Se prédica con el ejemplo. Los primeros que deben realizar turismo sostenible, deberían ser ellos.

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