Las varices tienen solución

Quien más y quien menos, sabe lo que son las varices o venas varicosas. Sea por que las sufre o ha sufrido o porque conoce a alguien que las tiene, todos sabemos de su existencia. Aunque poco más. Salvo sufrimiento propio o de alguien cercano, lo más que conocemos sobre este mal, más que habitual, es que se trata de unas venas afectadas por problemas de salud que resultan antiestéticas. De hecho, la mayoría de las personas que se quitan las varices, lo hacen más por la cuestión estética que por motivos de salud.

¿Quiere eso decir que las varices no molestan? No necesariamente, molestas son, dado que proceden de problemas de circulación sanguínea. De hecho, existen diversos tratamientos para paliar los síntomas. Las varices son el resultado de una insuficiencia venosa crónica de los miembros inferiores que, por la causa que sea, no realizan sus funciones de circulación de la forma correcta. Como resultado de este mal funcionamiento, se produce la acumulación de sangre, el colapso de las venas y su consiguiente inflamación y dilatación.

En muchas de las personas afectadas, las venas no producen sintomatología asociada, lo que las convierte en un problema estético y no de salud. No obstante, como nos explican desde el Centro Quirúrgico Calero y Manzano, expertos en cirugía y tratamiento de las varices, en muchos otros casos, son la causa de dolor, pesadez, molestia, incomodidad o sensibilidad que se debe tratar.

Sufrir de venas varicosas cuenta con un factor genético importante, la predisposición familiar es notable, pues se presenta en un setenta y cinco por cien de los casos de patología venosa superficial. Además, se relaciona con factores como la obesidad, los embarazos continuados, pasar de pie muchas horas, el sedentarismo o el uso de anticonceptivos orales. Por lo general, las varices son popularmente conocidas por su aparición en las piernas, lo que no quiere decir que no puedan producirse en otras partes del cuerpo como la región anal (las temidas hemorroides), los testículos o el esófago.

Varices de todo tipo

 

Dentro del universo varicoso, podemos encontrar varios tipos, desde las arañas venosas hasta las safenas. Sobre cada uno de los tipos descritos hasta ahora, vamos a tratar a continuación, empezando por el tipo I, las arañas venosas, telangiectasias y mancha telangiectásica. Este tipo de varices, son una primera etapa de las mismas, durante la cual, las venas se proyectan a través de la piel. En este estadio primario, se aprecian con un tono violáceo o en forma de red, normalmente de tonalidad roja y de formas estrelladas. En este punto, se denomina comúnmente como arañitas vasculares y se trata de un problema meramente estético que no suele generar molestias.

El segundo estadio de las varices es el tipo II y se conoce como venulectasias. En esta etapa se aprecian más las venas, tornándose más visibles a la vista. Su color es violáceo y poseen un diámetro en torno al milímetro o los dos milímetros. Los que sufren varices de tipo II, pueden padecer cansancio en las piernas, dolor, calambres y hormigueo.

Respecto al tipo III, las denominadas varices reticulares, se observan venas con mayor dilatación y tortuosas. Su color es azul cianótico y verde azulado, con un diámetro de dos a cuatro milímetros. En esta etapa, los síntomas se van agravando de forma gradual y progresiva, aumenta la hinchazón y se producen cambios de coloración en la piel.

El tipo IV, son las varices relacionadas con la rama safena secundaria o perforante. Estas varices, se ubican por lo general, al nivel de la cara interna de la pierna. Su diámetro aumenta de forma considerable oscilando entre los tres y ocho milímetros. Su coloración es azul y azul verdoso.

Por último, las varices de tipo V, conocidas como varices safenas (varices troncales o axiales incluyendo los troncos safenos principales y las ramas principales), destacan por gran tamaño y visibilidad. Su diámetro supera los cinco milímetros, presenta un color azul y azul verdoso y son palpables al tacto. Este tipo de varices son de carácter más agresivo y por lo tanto, más peligrosas, puesto que está claramente avanzadas y muestran los síntomas previamente citados, junto a lesiones inflamatorias y ulceraciones que pueden llegar a infectarse.

Las razones por las que se producen las varices, reside en la insuficiencia venosa. Es decir, la incapacidad de las venas de las piernas a la hora de bombear la sangre de retorno al corazón. Esto hace que se produzca una acumulación de sangre en las venas, se dilaten y se vuelvan visibles.

El problema reside en las válvulas venosas que fallan por la razón que sea, provoca reflujo y la sangre se acumula en el interior de la vena en lugar de retornar al corazón. Esto se debe a que no puede hacerlo por sí misma. Los factores de riesgo son los citados anteriormente.

Pasar muchas horas de pie aumenta la presión y hace más difícil el retorno de la sangre hacia el corazón. La edad conlleva un deterioro y desgaste que aumenta el riesgo de que aparezcan las venas varicosas. Así como la falta de ejercicio, el embarazo o la obesidad.

Respecto a la sintomatología que produce puede variar, pero los síntomas son los siguientes:

  • Visualización de la red venosa de las piernas.
  • Pesadez y fatiga en las piernas.
  • Dolor de intensidad variable.
  • Calambres durante la noche.
  • Sensación de hormigueo.
  • Hinchazón de pies y tobillos.
  • Cambios de coloración en la piel.
  • Venas dilatadas, retorcidas y deterioradas.
  • Úlceras

Tratamientos posibles para eliminar las varices

La variedad de opciones de tratamiento son numerosas. Por lo que detallaremos aquí las más relevantes. Aunque se suelen tratar las de mayor gravedad por ser las que provocan mayores molestias y sintomatología.

El primero de los tratamientos de elección, es la cirugía. Se trata de un procedimiento que suprime radicalmente la rede venosa superficial afectada. Para ello se extirpan el mayor número de varices posible. Aunque es un tratamiento habitual, la tasa de recurrencia es muy elevada, por lo que cada vez se aconseja menos, puesto que además, requiere la aplicación de anestesia, deja cicatriz y no es recomendable en pacientes con otras enfermedades asociadas.

La microcirugía es otro de los tratamientos que se proponen, en este caso, ser realiza cirugía a través de mini incisiones. Esto conlleva una recuperación más rápida, aplicación de anestesia local, evitando el ingreso y las incisiones apenas dejan señal.

Para las arañas vasculares de tipo I, la escleroterapia con líquido es uno de los tratamientos más efectivos. Recordemos que en este estadio la mayor molestia de las varices es la estética. Durante el tratamiento, se inyecta en la vena un medicamento esclerosante liquido con anestésico local, como inconvenientes, es posible que después se produzcan pigmentaciones.

En la actualidad, el tratamiento más eficaz y recomendado es la escleroterapia con espuma, puesto que elimina definitivamente las varices. En este caso, en lugar de utiliza un líquido inyectable, se recurre a la espuma esclerosante, apta para todo tipos de varices, sin importar el tamaño o morfología que presente. La sustancia que, se inyecta en la vena, no se mezcla con la sangre, lo que hace es desplazarla aumentando el efecto y dañando el endotelio del vaso enfermo. Dentro de sus ventajas, destaca que se aborda el problema sin recurrir a la cirugía y de forma ambulatoria.

Algunos problemas varicosos, pueden tratarse con láser, se trate de láser superficial o endovascular, se realizan pequeñas ráfagas de luz que harán desaparecer las venas varicosas. El láser superficial para tratar las arañas vasculares, se desaconseja para las varices más grandes, puesto que no ofrece unos resultados óptimos.

Por último, el tratamiento con crioesclerosis, consistente en un sistema de esclerosis de varículas con ayuda de frio. Este tratamiento no se indica ni aconseja para todo tipo de varices, por lo que será el profesional de salud, quien determine su aplicación.

Determinar si se sufren varices es algo que puede hacer la propia persona sin ningún problema. Basta con colocarse de pie y observar la coloración de la piel y la dilatación que pueden presentar las venas. En la mayoría de los casos avanzados, la apreciación se hace a simple vista. Si además se padece hormigueo o incomodidad, lo más probable es que exista un problema de circulación que haga aparecer las varices.

No obstante, acudir al médico en caso de empezar a padecer varices, es la mejor manera de determinar el tipo de las mimas. Que el profesional realice un examen físico permite localizar los principales troncos venosos, con objeto de determinar con claridad y precisión, el lugar en el que se localizan los puntos primarios.

Tras una correcta evaluación, puede ser necesario recurrir a una ecografía para confirmar el hallazgo y proponer un tratamiento si es necesario. Algunas medidas que se pueden tomar de forma generalizada para evitar o disminuir las varices son: mantener el peso, evitar pasar mucho tiempo de pie o sentado, realizar ejercicio físico de baja intensidad y utilizar medias de compresión. Si con todo esto, las varices no desaparecen, entonces el médico propondrá uno de los muchos tratamientos posibles para eliminar las varices. Por suerte en la mayoría de los casos, se trata de problemas leves que no van a requerir tratamiento.

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