En los últimos tiempos estamos viviendo un cambio de tendencia en nuestra forma de vida y es que en la gran mayoría de nosotros está saliendo la vena ecológica. Un pensamiento más verde que no solo mira por nuestro progreso ni por nuestro avance como sociedad, sino que también promueve un estilo de vida más verde, más sostenible y, por supuesto, más comprometido con el planeta Tierra. Este cambio de forma de pensar no solo afecta a nuestro país, sino que se ha ido convirtiendo en una tónica global en todo el mundo, lo que permite que las acciones que se están empezando a tomar se lleven a cabo de manera conjunta por la inmensa mayoría de los países del globo. Si bien es cierto que todavía hay países que son reacios a tomar medidas en favor del planeta, la realidad es que por suerte estos cada vez son menos porque se van dando cuenta de que de seguir así, con el ritmo que llevábamos antes de la pandemia, en pocos años, en pocas generaciones nos acabaríamos cargando el planeta que nos permite vivir sin pedir nada a cambio más allá de cuidarlo con realmente se merece.
Como os hemos dicho en la introducción, cada vez estamos más concienciados de que debemos de tomar cartas en el asunto y hacer todo lo posible para evitar seguir destruyendo el planeta Tierra como lo estábamos haciendo hasta ahora. Y es que muchas veces pensamos erróneamente que los recursos que nos ofrece el globo son ilimitados, pero la realidad es que esto no es así y, como es lógico, todo lo que nos ofrece tarda un tiempo en regenerarse. Es por ello por lo que debemos de hacer todo lo posible para no sobrepasar nunca esa cota, dado que de lo contrario estaremos destruyendo el ciclo normal de vida y de regeneración. En este sentido, uno de los ejemplos más claros que nos encontramos lo podemos ver en el mar y es que todos los mares cuentan con cupos máximos de pesca anuales, los cuales se establecen en función de los bancos de peces que haya. Esto se hace así para evitar que se pesque más de lo que el mar, río u océano nos pueda ofrecer y, con ello, contribuir a que la especie se regenere con total normalidad y no tengamos que lamentar que haya alguna especie que se extinga por la mala acción de los pescadores y de los consumidores.
En este sentido, movimientos como el Fridays for Future que promueve la joven activista sueca Greta Thunberg buscan concienciar a la población del enorme riesgo que corremos como sociedad en caso de que sigamos consumiendo recursos por encima de nuestras posibilidades y por encima de las posibilidades que nos aporta año tras año el planeta Tierra. Y la realidad es que su mensaje, sumado a otras acciones que se están llevando a cabo por todo el planeta está surtiendo efecto y poco a poco la gente va comenzando a aportar su granito de arena para conseguir hacer de este un lugar mejor para vivir.
Del mismo modo, los ciudadanos, como os decimos, también estamos dando nuestros pasos y lo podemos hacer de múltiples formas, todas ellas igual de válidas y efectivas. Desde reciclar los residuos que generamos en nuestros hogares a consumir energía limpia que se haya creado a través de placas solares o aerogeneradores. Pero no solo eso, sino que adaptando la forma de construir nuestros inmuebles también podemos aportar nuestro granito de arena. Así, la domótica es uno de los ejemplos más claros que podemos encontrar para hacer una casa más eficiente, pero no solo eso, sino que instalando una cubierta de primera calidad podremos ahorrarnos un gran consumo de energía al año porque evitaremos fugas de calor. En este sentido, si vosotros también queréis contribuir a hacer de este un mundo mejor, nosotros os recomendamos que os pongáis en contacto con Cubiertas Estévez, dado que ellos os ayudarán a escoger la mejor cubierta para vuestro hogar y con ello ahorrar a lo largo de los años cientos de euros que se nos escaparían en fugas de energía, con lo que, además de ahorrar, estaremos contribuyendo con el medioambiente.
La vida rural es más ecológica que la urbana
Uno de los grandes problemas del ser humano es que desde hace años se ha querido hacinar en grandes ciudades, lo que le obliga a vivir en bloques de pisos. Si bien es cierto que de esta forma se tienen los servicios más cerca, la realidad es que la vida rural es mucho más ecológica, dado que puedes tener tu huerto, tus frutales o tu zona de compost, donde poder ayudar al medioambiente en lugar de fomentar el consumismo que se vive en las ciudades.
