La protección del medioambiente se ha convertido en un factor importante en la economía. Ante el avance del cambio climático, la humanidad se está empeñando en buscar formas de producir más sostenibles. Esto, por supuesto, afecta a la construcción.
Señala el periódico El Mundo que el sector de la construcción es responsable del 36% del consumo energético mundial y del 40% de la emisión de dióxido de carbono.
Para evaluar el impacto medioambiental de la construcción hay que adoptar un punto de vista global. Si te quedas en una pequeña obra de una cuadrilla de albañiles que están construyendo o reformando un chalet, parece que no afecta a penas al medioambiente.
Sin embargo, la fabricación de determinados materiales de construcción, como el hormigón armado, requiere una alta cantidad de energía para producirlo.
A día de hoy, el 70% de la energía que se consume en el planeta proviene de la quema de carbón, gas natural y petróleo. Con la consiguiente emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. La contaminación de CEO2 aumenta con el traslado de los materiales.
El tratamiento de residuos es otro de los aspectos delicados de la construcción. Las clásicas escombreras, donde se depositaban las runas de las obras, han destrozado, y lo siguen haciendo, demasiados espacios naturales.
Cuando el hombre edifica en plena naturaleza, debe cuidar el entorno para no alterar los ecosistemas. Para el propietario del edificio, resulta agradable tener una casa en mitad del bosque o de la sierra. Supone un remanso de tranquilidad. Pero debe tener cuidado de que el edificio que ha construido no altere el entono natural en el que se ha ubicado.
Por suerte, frente a la práctica tradicional de la construcción, están apareciendo nuevos enfoques como la construcción sostenible, que buscan reducir la huella que las edificaciones de los hombres dejan sobre la salud del planeta.
El impacto de la construcción tradicional.
La forma con la que tradicionalmente el hombre ha construido los edificios agrede a la naturaleza. Su impacto se ha multiplicado en los últimos 150 años, en las que el ritmo de construcción se ha multiplicado.
La primera causa de daño al planeta proviene del uso descontrolado de los recursos naturales.
Uno de los materiales más utilizados en todo el mundo en la construcción es la madera. En países como Estados Unidos, la mayor parte de las viviendas están fabricadas con este material. En otras partes del mundo, la madera se sigue utilizando para construir bigas y otros elementos estructurales. Indirectamente, la construcción sigue siendo una de las causas más habituales de deforestación. Se destruyen selvas y bosques para disponer de madera para la construcción.
En Europa, donde se utilizan otros materiales como el ladrillo, el cemento, la piedra y el hormigón, gran parte de las materias primas provienen de la naturaleza. La alta demanda de materiales conduce a crear grandes puntos de extracción, como canteras y minas a cielo abierto, que destruyen espacios naturales.
El tratamiento de residuos y las emisiones de CEO2 son otros de los puntos críticos.
En la construcción tradicional, los residuos generados por las obras, se vertían en la naturaleza. Rara vez se reciclaban o se reutilizaban. Aunque las autoridades localizaran vertederos industriales en lugares acotados, estos no dejaban de ser elementos intrusos en el espacio natural.
Como hemos dicho al principio, las emisiones de CEO2 se multiplican con el traslado de los materiales. Con la excusa de producir casas de calidad, no nos importa adquirir materiales que se han extraído o fabricado en otra parte del mundo.
Un aspecto importante es el efecto directo que las obras generan en la naturaleza. Aquí no solo estamos hablando de construir una casa o un edificio. Las obras civiles de infraestructuras como las carreteras o las vías férreas atraviesan espacios naturales para comunicar unos lugares con otros.
Los ingenieros de Orbe, una empresa de Cáceres que se dedica a construir muros verdes que protegen los espacios naturales y evitar desprendimientos de tierra, indican que es importante que cualquier construcción del hombre respete al máximo el espacio natural.
Una casa, una carretera, un puente, es un elemento artificial en mitad de un espacio natural. Si no se integra bien en el entorno, puede generar daños difíciles de recomponer.
La construcción sostenible.
Frente a la actividad tradicional de la construcción, se están desarrollando nuevos enfoques que buscan que las obras sean menos dañinas para la naturaleza. Uno de estos planteamientos es la construcción sostenible.
La construcción sostenible busca levantar edificios con bajos impactos ambientales a la vez que se asegura la viabilidad económica de las obras.
La página web del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia cuenta que la sostenibilidad se consigue con 4 criterios: La reducción de agua, la optimización del terreno, la selección de los materiales y el ahorro de energía. En la actualidad, el gobierno de Colombia otorga el sello ambiental a las obras que cumplen una serie de requisitos y les concede la exención de algunos impuestos, como el IVA.
La construcción sostenible se basa en una serie de principios:
- Uso sostenible de los recursos. Esto implica una planificación detallada de los recursos y materiales que se van a utilizar en cada obra. Adquiriendo solo aquellos que vayan a ser necesarios. Sin adquirir recursos que después deban ser desechados.
- Materias primas de bajo impacto ecológico. Este punto hace referencia a utilizar materiales reciclados y reciclables, y producidos a poca distancia del lugar de la obra. Reduciendo de esta forma la huella de carbono.
- Eficiencia energética. Hay que buscar formas de producir que gasten la menor cantidad posible de energía y que, cuando esta se utilice, provenga, en gran parte, de energías renovables. La incorporación de paneles solares para cargar los equipos eléctricos de las obras es una medida interesante que ya se está empezando a utilizar.
- Gestión responsable de residuos. Las runas y residuos producidos en la obra se deben reciclar, en la medida de lo posible, creando, de esta forma, un sistema de economía circular que produzca nuevos materiales de construcción que se puedan utilizar en otras obras
- Integración en el medio natural. Las construcciones que el hombre realice en un entorno natural deben integrarse en el ecosistema y dañarlo lo menos posible. La integración no debe ser solo estética, si no, sobre todo, funcional. Es decir, que no requiera removimiento de tierras, que no produzca desprendimientos y que no emita sustancias contaminantes al entorno que lo rodea.
- Ciclo de vida y mantenimiento responsable. La construcción sostenible apuesta por la producción de edificios duraderos y cuyo mantenimiento no implique daños a la naturaleza.
Prácticas responsables de construcción.
Sin adoptar un planteamiento de construcción sostenible, de forma expresa, sí se pueden introducir una serie de prácticas dentro de la producción de edificios que van a beneficiar indirectamente al medioambiente.
La más importante de todas es realizar una planificación detallada de la obra. Buscando no malgastar recursos, ni materiales. Ciñéndose a las necesidades concretas del proyecto. Esta tarea va a optimizar el trabajo, haciendo que la obra sea más rentable, ya que, probablemente, con ello vamos a reducir costes. Al tiempo, que dañaremos menos la naturaleza.
Es recomendable elegir materiales de proximidad. Comprarlos a proveedores de la zona y que, en la medida de lo posible, estén fabricados en la región donde se va a efectuar la obra. De esta manera reduciremos las emisiones de CEO2 que se producen durante el transporte. Esta medida, además, potencia la economía local. Fomentando el desarrollo de una industria auxiliar a la construcción que generará riqueza y empleo en la región.
La gestión responsable de residuos es otro aspecto importante. Este es un punto que está bastante instaurado en nuestro país. Las obras suelen contratar empresas de tratamiento de residuos que aportan sacos y contenedores, donde se vierten los escombros y otros residuos, y después los reciclan o los tratan de manera que no dañen al medioambiente.
La reutilización y reciclaje de elementos y materiales es una tendencia dentro de la construcción que beneficia al medioambiente, ya que no necesitamos extraer materiales nuevos para construir un edificio. El PVC que se utiliza en las canalizaciones de las viviendas y en algunos elementos estructurales es, en gran parte, reciclado. Materiales como la piedra se pueden reutilizar en varias construcciones y de hecho se hace en la fabricación de edificios rurales.
Incorporar en el edificio sistemas de aprovechamiento de energías renovables, como la colocación de paneles solares en los tejados o sistemas de captación y reaprovechamiento de aguas pluviales, son medidas que fomentan la autonomía de la casa al tiempo que benefician al planeta.
En realidad, utilizar medidas de protección del planeta adaptadas a la construcción supone una reducción de costes y una optimización de recursos que, más allá de proteger la naturaleza, benefician el bolsillo del constructor, promotor o propietario.
Adoptar un enfoque de construcción sostenible va a permitir al hombre levantar edificios que estén en armonía con el planeta y que sean económicamente rentables.