El miedo en los perros es algo que a muchos nos pasa desapercibido porque lo confundimos con otro tipo de reacciones. Por ejemplo, la mayor parte de las veces en las que un perro ladra, es por miedo. Es verdad que también ladran por alegría o por excitación, en el amplio sentido de la palabra, pero muchas veces es puro miedo lo que tienen y, nosotros, pensamos “qué escandalosos” o “qué pesadito es el perro” sin ser conscientes de que lo único que les pasa es que están muertos de miedo.
El perro miedoso tiende a tener los músculos en tensión y si aquello a lo que tienen miedo, sea persona o cosa, hace un movimiento brusco, el perro puede reaccionar de mil formas diferentes, desde agazaparse o huir, hasta empezar a ladrar, temblar e incluso atacar.
Un ejemplo gracioso es mi propio perro. Tengo un braco húngaro (los que conocen la raza sabrán que no es pequeña) que tiene pavor a mi robot de limpieza. Cuando mi roomba empieza a moverse aspirando todo el suelo mi perro empieza a huir al tiempo que siente curiosidad por él. Al final tiende a irse de la habitación pero como el robot también sale de la estancia para seguir aspirando el suelo llega un momento en el que vuelven a encontrarse y mi perro, conforme lo ve llegar, lo esquiva lo más rápido que puede para volver a huir de la habitación.
Este comportamiento, a un que a veces pueda parecer gracioso, es en realidad un motivo de estrés para el animal, por lo que hay que ayudarle a que acepte las situaciones normales como “normales” y no como algo extraordinario a lo que hay que temer.
Los motivos que desencadenan el miedo pueden ser muy diversos: malas experiencias con los humanos, errores en su educación o la propensión al miedo. Sentar una buena base para que un perro se sienta seguro de sí mismo requiere una etapa de aprendizaje llena de estímulos: si un can ha vivido diversas experiencias y se ha familiarizado con ellas, tenderá a estar abierto a lo nuevo. Los perros adultos también pueden aprender a crear un escudo protector a través de una mayor confianza en sí mismos. Una manera sencilla de conseguirlo es ofrecerles golosinas en un ambiente tranquilo y elogiarlos en abundancia. De este modo, a largo plazo se dará a los canes un buen empujón de confianza y se fortalecerá al mismo tiempo la relación perro-humano.
En Perros terapéuticos, expertos en perros de alerta médica, nos muestran qué tipo de miedos son los más comunes entre los canes:
- Miedo a otros perros
- Miedo a humanos
- Miedo a mobiliario urbano
- Miedo a ayudas técnicas (sillas de ruedas, andadores, muletas…)
- Miedo a camiones y autobuses
- Miedo a la oscuridad
- Miedo a quedarse solo
Como veis, el miedo es libre, como dice el refranero español, y realmente no se puede generalizar sobre qué es exactamente lo que desencadena el miedo de un animal.
Algunos consejos
Cuando adoptamos a un perro, ya sea cachorro o adulto, es muy posible que tenga miedo ante lo desconocido. Un nuevo espacio, nuevos propietarios, nuevos objetos… por eso debemos ser confiables y predecibles.
Ante todo, hemos de evitar los movimientos bruscos o incluso tocarlo cuando el animal está de espaldas y no nos ha visto. Debemos buscar educar al perro mediante el refuerzo positivo. En otras palabras, cuando haga algo bien se le acaricia, se le abraza, o se le da una chuche, pero cuando hace algo mal, evitamos el castigo o el grito, ya que puede acabar cogiendo más miedo del que ya tiene.
Para empezar, es importante iniciar una rutina marcada de paseos, mínimos tres paseos, así como de comida. Esto sirve para que el animal sepa que, pase lo que pase, siempre tendrá su tiempo de esparcimiento al aire libre para hacer sus necesidades y su comida en casa, lo que le hará sentirse seguro en su nuevo hogar. En casos extremos, será necesaria la ayuda de un profesional, pero nunca, jamás sobreprotejas al perro. Si el animal, cuando tiene miedo, se esconde detrás de ti, buscará tu cobijo en todo momento por lo que, cuando no estés o se quede solo, se sentirá desamparado y aterrorizado. Esta conducta acaba traduciéndose en ansiedad pos separación, lo que tampoco aporta nada nuevo, ni al animal ni al sueño. Y, si tienes un perro miedoso, jamás, nunca, never:
- Dejes suelto a tu perro por la calle, podría escapar.
- No lo obligues a hacer algo quen o quiera (bañarse en el mar por ejemplo).
- No pierdas la paciencia, si le gritas empezará a cogerte miedo a ti.