Interim Managers, qué son y su importancia en las empresas actuales

Los tiempos cambian, y aunque en algunos aspectos pensemos que no evolucionan, está claro que sí lo hacen. Muchos aspectos vienen de fuera. Es cierto que muchas veces heredamos tradiciones o costumbres, que nos hacen pensar si esto viene a mejorar lo que tenemos dentro, en este caso me refiero a tipo fiestas Halloween o algo así. Pero en otros asuntos, está claro que otros países nos llevan años de ventaja. Y algo así ocurre cuando hablamos de temas empresariales.

Sea como sea, quizás por ese periodo de parón que España vivió durante la dictadura de Franco, a las empresas españolas les ha costado arrancar. Ahora bien, es cierto que a España, en general en todos los aspectos de la vida, le cuesta arrancar, pero cuando se pone a ello, luego no hay quien nos pare. Y es cierto que muchas empresas españolas se han quedado estancadas en tiempos pasados y que ahora está recibiendo mucha influencia de otros países. Y sí, es una gran realidad que viene para quedarse. Por eso, hoy os queremos hablar de la figura del Interim Managers, y la importancia que tienen en las empresas actuales. Ya os decimos que es una figura que ha llegado para quedarse. Eso sí, antes de saber qué hace, vamos a contextualizar y mirar un poco atrás.

Cuándo surge

El interim manager es un profesional que está “altamente cualificado” para realizar funciones de dirección y gestión de forma temporal en una empresa. Se hace con el objetivo de solucionar una situación específica o llevar a cabo un proyecto determinado. Por lo general, este tipo de directivos temporales son contratados por un periodo de tiempo determinado, que suele oscilar entre unos pocos meses y un par de años. Aunque eso depende del objetivo de cada empresa.

La figura del interim manager no es nueva, otra cosa es que a España todavía no hubiera llegado. Surge en la década de los años 70 en países como Reino Unido, Estados Unidos y Francia, y lo hace como respuesta a la necesidad de contar con directivos especializados y con experiencia para afrontar crisis empresariales o llevar a cabo cambios importantes en la organización. Con el paso de los años, esta figura se ha ido haciendo más popular en otros países europeos, como España, debido a la flexibilidad que ofrece a las empresas para contar con directivos temporales altamente cualificados sin tener que comprometerse a largo plazo. Aunque es cierto que tardó en llegar.

En España, la crisis económica de 2008 supuso un punto de inflexión para la figura del interim manager. Como para muchas empresas fue un antes y un después. Muchas empresas se vieron en la necesidad de reducir costes y reestructurar sus equipos directivos de forma rápida y eficaz. Esto impulsó la contratación de directivos temporales para liderar procesos de reestructuración, transformación empresarial o internacionalización. Y la verdad es que a partir de este momento esta figura se consagró y ayudó a salir de una situación que era muy complicada.

En la actualidad, el interim manager se ha convertido en una figura cada vez más demandada en el mercado laboral español, tanto por empresas grandes como por pymes, que buscan contar con directivos altamente cualificados de forma temporal para afrontar proyectos críticos o resolver situaciones específicas. Además, la flexibilidad que ofrece esta figura en términos de costes y tiempo de contratación la hace especialmente atractiva en un entorno empresarial cada vez más cambiante y competitivo.

Si te preguntas dónde puedes encontrar estas figuras, es fácil, no te preocupes. Hay ya empresas que como AMG te hacen la selección y ponen en tus manos a los mejores profesionales. Es cierto que puedes encontrar gente que no dé con el perfil, por eso, es mejor dejarlo en manos de los que saben.

Ventajas

En este caso, para conocer mejor su trabajo lo mejor es comparar al interim manager con un ejecutivo tradicional. Una cuestión muy clara es que esta figura no necesita proceso de búsqueda y selección de perfil. Su disponibilidad y experiencia hacen que comience a producir inmediatamente después de la decisión de incorporarlo. Por el contrario, en el tradicional, los procesos de búsqueda son lentos y caros. No siempre se acierta con el perfil, y la adaptación al puesto requiere un periodo de formación.

Hay una independencia, ya que no está contaminado por las políticas indeseadas de la empresa. Tiene una visión neutral y clara en la toma de decisiones. Esto es particularmente importante cuando se trata de tomar decisiones impopulares. Mientras que el tradicional, está afectado por las costumbres y políticas no controladas en la empresa, depende del impacto de sus decisiones, ya que afectan al corto, medio y largo plazo de las relaciones con sus colaboradores y compañeros.

Se trata de una figura formadora, ya que trata de transferir sus conocimientos y experiencia al equipo directivo para que quede como un activo propiedad de la compañía tras su salida de la empresa.

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