Un ejemplo para otros

Hoy vengo a hablaros de alguien muy especial para mí, y no lo hago porque me apetezca o porque quiera hacerle un homenaje (aunque también), sino porque me siento muy orgullosa y creo que su experiencia puede ayudar a muchos que en una situación similar a la suya necesitan reinventarse. Vengo a hablaros de mi hermana, quien ha levantado su propio negocio sin ayuda de nadie creándose de nuevo a sí misma desde cero, y después de caer en un pozo bastante profundo.

Se llama Andrea, tiene 38 años y estudió Ingeniería Informática. Aunque no tengo los datos como para afirmarlo y la verdad es que no tengo tiempo para buscarlos (además de que creo que no es lo importante de todo esto), sí quiero mencionar que creo que fue una de las primeras mujeres en estudiar esa carrera en España, de hecho era la única chica en su clase ya que empezaron dos chicas y 23 chicos en primero pero solo acabó ella. Probablemente gracias a eso nunca le faltó trabajo, desde el principio tenía un puesto asegurado. Cambio tres veces de empresa, pero porque ella así lo quiso, siempre buscando mejorar en sueldo, en horario o en beneficios personales, y siempre estuvo feliz de lo que había conseguido.

Conoció a su marido en el segundo de esos empleos, y desde entonces unieron sus vidas para siempre, o al menos hasta que el destino se lo permitió. Paco, mi cuñado, murió de cáncer hace dos años y desde entonces mi hermana no levantaba cabeza. Dejó el empleo por voluntad propia porque todo lo que hacía le recordaba a él y no podía soportarlo, estaba sumida en una depresión impresionante hasta que algo en su cabeza cambió, yo no sé qué fue, y decidió que quería romper con todo para empezar de cero, recordándolo por siempre, pero viviendo también una nueva vida.

Tengo la sensación de que eso que cambio en su cabeza vino precedido por un accidente de tráfico que tuvo una amiga suya, donde casi pierde la vida, pero nunca hemos hablado de esto así que solo es mi teoría, pues pienso que eso le hizo ver que hay que vivir siempre que se pueda, hasta el último minuto, y ella podía seguir viviendo, si quería.

En ese momento empezó a arreglarse de nuevo, empezó a salir con sus amigos y a venir a las comidas familiares, quedaba conmigo a menudo y me contaba sus planes, y ¿sabéis cuál era su principal plan? Reinventarse. Ya no quería seguir trabajando encerrada en una oficina, ahora quería viajar, estar en la calle, disfrutar, y tener un empleo que le permitiera ganar lo suficiente como para vivir feliz, pero no le importaba ganar menos con tal de ser feliz.

Le dio muchas vueltas a todo y allá por diciembre de 2019, justo antes de las navidades, decidió que quería montar una tienda online. Quería apostar todo a eso, quería vender por todo el país sin tener que tener una tienda física para poder encargarse del negocio allá donde estuviese, sin horarios, sin agobios, y tras indagar mucho en Internet optó por montar una tienda de cosméticos de Avon  con la ayuda de Avon y tú, pero había un problema, no tenía ni idea de maquillaje.

Puede que ella quisiera libertad sin horarios fijos, y puede que quisiera viajar, pero aun así sigue siendo una persona muy responsable y eso significa que siempre querrá ofrecer la mejor atención a sus clientes y que todos los pedidos que le hagan saldrán a primera hora de la mañana. En otras palabras, ella estaba dispuesta a trabajar muy duro, solo que de un modo diferente a como lo había estado haciendo hasta ese momento. Así que lo primero era estudiar, y lo hizo. All Make-Up le ha enseñado todo lo que sabe, y ahora mismo sabe mucho. Hizo un curso de belleza, otro de técnicas de maquillaje y uno más de maquillados profesional. Tres cursos en tres meses, que puede parecer demasiado en poco tiempo, pero la realidad es que ahora mismo parece una enciclopedia y maquilla como una profesional. Está claro que tenía gracia para esto, aunque no lo hubiera probado nunca, porque quien no tiene gracia, por mucho vídeo que vea, se queda igual.

La tienda online

El problema llegó en marzo de 2020, unos 4 meses después de tomar la decisión, el mes en el que lanzaba la tienda online de Avon y justo el mes en el que empezó el confinamiento por el Covid19. Al principio tuvo un atisbo de venirse abajo pues me hizo algún comentario que denotaba el negativismo. Llego a decir cosas como que el Universo de ponía de acuerdo para que todo le saliera mal y frases similares. Pero su fuerza de voluntad fue mayor y contrató a una empresa online de marketing online para que la ayudarán a mover la web por Internet.

Empezaron los pedidos, al principio pocos, demasiado pocos, pero no tardaron mucho en crecer. Un mes después del lanzamiento de la página web estaba empezando a ganar unos 600 euros mensuales, limpios, después de pagar a la empresa de marketing y después de pagar el mantenimiento de la web.

Puede que no parezca mucho, puede que parezca muy poco para vivir, pero a ver qué negocio da casi 600 euros limpios de beneficios en el segundo mes de apertura. Os doy la respuesta: pocos, muy pocos.

Ahora, en septiembre, casi 6 meses después de la inauguración de la tienda online, está ganando una media de 850 euros mensuales limpios, que sigue sin ser mucho, pero lo suficiente para ella. Con ese dinero se va a vivir aventuras, mochila en la espalda y ordenador portátil bajo el brazo. Ya lo ha hecho dos veces y el negocio ha seguido funcionando como la seda.

Yo no sé cómo lo hace, pero la realidad es que con ese dinero vive, sin pedirle nada a nadie, y es feliz. Ahora mismo está en Costa Rica, se fue hace semana y media y nos manda una fotos preciosas de ella con puestas de sol magníficas. Dice que aún no ha decidido cuánto tiempo va a quedarse, pero que el negocio sigue yendo como la seda, estupendamente.

Yo no sé si tendría el mismo valor que ella, pero la realidad es que eligió un negocio en el que vio futuro a pesar de no tener conocimientos al respecto. Se preparó a conciencia, y estudio el negocio antes de ponerlo en marcha, y luego se arriesgó invirtiendo todo lo que tenía para conseguir lograr su sueño.

Tenía la vida solucionada, o al menos eso es lo que parecía, pero un golpe tan duro como perder a su marido le hizo comprender que la vida son dos días y entendió que quería vivirla, aunque le costó lo suyo. Y supo que quería vivirla de verdad, no entre cuatro paredes y rodeada de ordenadores, quería viajar, vivir con poco y ser feliz. Y lo ha conseguido en menos de un año.

Pero lo importante de todo esto no es que ella lo haya conseguido, que para mí es un orgullo, sino que ha demostrado que si ella puede, quien tenga el mismo valor y las mismas ganas también podrá. Esta crisis sanitaria ha acabado con miles de puestos de trabajo y ha dejado a muchísimas familias en un estado económico realmente preocupante y aunque es obvio que no todos podemos hacer lo que ha hecho ella, sí que nos da esperanza ver su ejemplo pues nos demuestra que hay salida si te reinventas. De hecho, si miramos hacia atrás, cuando en 2008 la crisis del ladrillo acabó también con millones de puestos de trabajo, muchos de los que se reinventaron consiguieron resucitar, emerger de la nada, y ser más felices que antes. La pena es que no todos lo logran pero, quien no lo intenta, jamás sabrá si podría haberlo conseguido o no. ¿no creéis?

Por eso os traigo hoy esta historia de superación, de aprendizaje y de esperanza. Por eso creo que salir de nuestra área de confort puede reportarnos grandes alegrías y si fracasas, si no consigues tu meta, siempre te quedará la tranquilidad de haberlo intentado porque si no lo haces, si no pruebas tu suerte, jamás sabrás si podría haberte salido bien.

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