Los campamentos de verano no son solamente una alternativa para padres que trabajan en vacaciones y no pueden hacerse cargo de sus hijos durante el día, o un pasatiempo para los más pequeños, quienes disfrutan de tres meses de vacaciones pero que a veces este período les resulta demasiado largo e incluso pesado. Los campamentos son además una escuela de aprendizaje de habilidades sociales y de valores como el compañerismo o el trabajo en equipo a través de actividades y juegos que permiten que los niños se diviertan mientras aprenden.
En los campamentos, normalmente se procura que los niños aprendan que no es necesario disponer de una gran cantidad de juguetes ni que éstos sean sofisticados para poder jugar y pasarlo bien. Por ello, los monitores de los campamentos proporcionan materiales sencillos a los niños para que desarrollen su imaginación, o juegos en los que no hace falta ninguna clase de material, solamente un amplio espacio para que los niños puedan correr, jugar a algún deporte, bailar o escuchar alguna historia o cuento de los monitores. Estos recursos enseñas a los niños que no hace falta poseer ninguna clase de juguete para poder jugar, que lo importante es hacer amigos, saber ganar y perder y también que lo importante es participar y pasar un buen rato. Por ello, creo que tomar ejemplo de los campamentos para enseñar juegos didácticos a los niños es una gran idea para que aprendan estos valores mientras se divierten, además de permitirles potenciar su creatividad e imaginación. Algunas de estas actividades no precisan de ningún tipo de material y otras sí, pero siempre sencillos y fáciles de encontrar.
En cuanto a algunos juegos o actividades que podemos realizar sin ningún tipo de material existen varios como el juego de las películas, que consiste en hacer al menos dos equipos, cada equipo sumará un punto si adivina la película que está interpretando uno de sus compañeros. Las normas pueden variar, aunque las más comunes son no permitir hacer sonidos ni hablar al representar las películas. Este juego es altamente educativo ya que potencia la imaginación, la creatividad así como las dotes representativas y teatrales de los niños. Otro popular juego es el del pilla-pilla, que consiste en que un niño ha de perseguir al resto hasta poder pillar a uno de ellos, que será el siguiente en tener que perseguir a los demás. Este juego puede alimentar la competitividad puesto que al final, es un niño sólo el que ha de competir con todos los demás, por lo que es recomendable hacer equipos, por ejemplo con colores en la ropa para distinguirlos y así este juego se convierte en una actividad en equipo. En el caso de disponer de una piscina, otros juegos muy entretenidos para los niños son las carreras de relevos dentro del agua o el juego de Marco-Polo, muy parecido al pilla-pilla solo que el que persigue al resto no puede salir de la piscina ni abrir los ojos en ningún momento, sino que ha de agudizar el oído para guiarse por la voz de sus compañeros: al gritar “¡Marco!” los demás han de responder “¡Polo!” para poder localizarlos a través del sonido de sus voces.
POCOS MATERIALES CREAN GRANDES DIVERSIONES
En cuanto a otras actividades en las que sí hace falta algo de material pero muy sencillo y que incluso tenemos ya en casa se encuentran como no, algunos deportes como el fútbol, el frontón o las carreras de obstáculos. Además, juegos tradicionales como el pañuelo, en el que un árbitro sujeta un pañuelo y dos participantes se sitúan a cada lado del mismo, una vez que el árbitro haga la señal, uno de los dos atrapará el pañuelo y saldrá corriendo, el otro ha de perseguirle hasta un punto acordado previamente con la intención de atraparle. Si no lo consigue, punto para el que ha atrapado el pañuelo, si lo consigue, punto para él. Una gincana conlleva más preparación pero dura mucho más tiempo, pues ha de esconderse una serie de pistas que llevarán a la siguiente y así sucesivamente hasta encontrar un premio. Este juego es muy didáctico pues para encontrar las pistas es necesario desvelar una incógnita cuya respuesta será la siguiente pista, además de potenciar el juego en equipo para que los niños se ayuden entre sí.
Por otro lado, existen actividades que no suponen un esfuerzo físico y que también son altamente educativas puesto que potencian mucho la capacidad creativa y artística de los niños. Una de ellas sería preparar una gran cartulina con las fotos que más nos hayan gustado del verano y escribir dedicatorias en las de los compañeros para llevárnoslas de recuerdo o escribir nosotros mismos con colores y dibujos lo que más nos ha gustado del verano. Este tipo de cartulinas pueden encontrarse fácilmente en cualquier papelería donde seguro que ofrecen una gran variedad de colores, además de las pinturas que necesitaremos para decorarla. Otra actividad podría ser la de practicar nudos con cuerdas, pues seguro que los niños aplicarán lo aprendido en algún momento futuro y esto algo que nunca se olvida. Otra bonita actividad con cuerdas es la de hacer pulseras y collares entrelazando entre sí lo hilos y luego atándolas con un nudo corredizo. Para la adquisición de estas cuerdas, podemos acudir a cualquier ferretería o a tiendas que ofrezcan una gran gama de colores y formas como Cuerdas Valero en Madrid y así explotar al máximo su creatividad. Un detalle bonito por parte de los niños sería hacer una pulsera para sus amigos y también recibirlas y así poder llevárselas de recuerdo.
Como vemos, estos juegos son educativos, creativos, imaginativos y además enseñan a los niños valores sociales como el juego en equipo, el compañerismo y el detalle de hacer un regalo a alguien que te importa, por ello creo que sería una pena que estos juegos se perdiesen o quedasen relegados a los campamentos de verano si podemos transmitirlos a los niños para que aprendan a jugar con poco y desarrollar su imaginación.